A ANA
Mira niña que has sembrado,
en tu largo caminar,
del devenir de la vida,
en tu esposo y en tu hogar.
Una fuente inagotable,
de ternura y comprensión,
buen juicio y bien hacer.
Momento de jubilarse,
para poder apreciar,
las bellezas de la vida
que quedan por descubrir.
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