El miedo se apodera de ti,
de tus piernas de tus manos.
En tu rostro se dibuja,
incertidumbre, despiste,
desasosiego, falta de seguridad,
y buscan con agonía,
tus manos asir las mias,
como niño vacilante,
que refugio encontraría,
en el regazo de madre,
que a él le cobijaría.
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