Hoy ha amanecido un día lleno de sol, espléndido, de esos días que me gustan, con frio pero invitando el sol a pasear y disfrutar en la cara de ese frescor que te trae el viento suave, acompañado de esos rayos que dan vida al ánimo.
Era un día de muchas gestiones y de papeleo, pues siempre hay cosas que resolver, y de llevar a Antonio a una actividad a la que suele ir el martes y el jueves y todo eso se resolvió, pero al ir a buscarlo lo encontre sin fuerzas, con la mirada perdida y con las manos heladas, las piernas no le obedecían, presagiando como que algo no funcionaba como siempre, se doblaba y por fin pude sacerle del coche y hacerle andar hasta el ascensor. Cuando llegue a casa corrí a darle un poco de agua y la comida enseguida, pues no se si ha sido una bajada de azucar o deshidratación. Me llaman a la puerta y no puedo seguir. Bueno por fin localice lo escrito y voy a mandarlo al blog.
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